Le piden que cumpla con las resoluciones de Naciones Unidas sobre las islas y las devuelva a Argentina

 

Resulta que seis premios Nobel de la Paz han enviado una carta al primer ministro de Reino Unido, David Cameron, para que cumpla con las resoluciones de Naciones Unidas y dialogue con Argentina para encontrar una solución pacífica a la disputa de ambos países por la soberanía de las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur.

La carta, con fecha del 27 de marzo, ha sido firmada por el argentino Adolfo Pérez Esquivel (1980), la guatemalteca Rigoberta Menchú (1992), el sudafricano Desmond Tutu (1984), la norirlandesa Mairead Corrigan Maguire (1976), la estadounidense Jody Williams (1997) y la iraní Shirin Ebadi (2003). Todos ellos argumentan que, si no, "se pone en serio riesgo la paz y la convivencia en esta parte del mundo".

Respetamos mucho la iniciativa y ojalá mister Cameron la tenga en cuenta en sus meditaciones (aunque mucho nos tememos que va a pasar tres pueblos). Pero a los citados premios Nobel se les ha olvidado incluir en su petición que el Reino Unido devuelva también Gibraltar a España, que fue arrebatado a traición aprovechando que Inglaterra participaba en la Guerra de Sucesión española en 1704.

Aquí volvemos a citar al periodista e historiador José Javier Esparza, que en su libro 'España Épica', explica que en ese contexto de la Guerra de Sucesión, una flota angloholandesa tomó Gibraltar en nombre del archiduque Carlos, uno de los aspirantes al trono de España: "Es entonces cuando los ingleses hacen algo que, en rigor, sólo se puede considerar como un acto de piratería. El almirante Rooke, desobedeciendo las órdenes de su jefe -que es el príncipe de Hesse Darmstadt- y, aparentemente sin instrucciones directas de Londres, decide cambiar las tornas y tomar el Peñón para la Reina de Inglaterra". "Los españoles intentaron recuperar Gibraltar sucesivas veces desde aquel mismo año 1704. Nunca fue posible. Inglaterra decidió aceptar el regalo del pirata Rooke". "Después de todo, los ingleses ambicionaban Gibraltar desde medio siglo antes al menos, cuando Cromwell concibió el plan de tomar el Peñón y convertirlo en base para hacer la guerra de corsario contra España".

Esparza prosigue también relata el testimonio de John Bright, político liberal británico en 1862: "El Peñón de Gibraltar fue tomado y retenido por Inglaterra cuando no estábamos en guerra con España y su apropiación fue contraria a todas las leyes de la moral y del honor". O este otro, del hispanista escocés William Atkinson en 1954: "La toma de Gibraltar en 1704 fue un acto de piratería".

Esparza concluye en su libro: "La ONU defendió en 1964 el estatuto de Gibraltar como colonia, lo cual debería haber implicado ya su devolución a España. Hoy se dice que en un entorno político como la Unión Europea, la reclamación española sobre Gibraltar ya no tiene sentido. En realidad, lo que no tiene sentido es la pervivencia de una colonia inglesa en suelo español..., robado por un almirante inglés que traicionó la confianza de un pretendiente del trono de España. Gibraltar no puede ser moneda de cambio con ningún otro territorio. Gibraltar es sencillamente España".

Y según recoge 'Hispanismo.org', "las Naciones Unidas han dejado claro que lo que debe tenerse convenientemente en cuenta en el proceso descolonizador son los "intereses" de los habitantes del territorio, no sus "deseos"".

Así pues, las resoluciones de la ONU afectan por igual a las Malvinas y a Gibraltar. Un Gibraltar que además se ha convertido en un paraíso fiscal y un lugar desde donde se piratea a España.

A ver si el gran José Manuel García-Margallo, el actual ministro de Exteriores español, consigue algo...

José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com