Con el sentido común que distingue a los británicos, el Gabinete del señor Gordon Brown ha decidido que el Reino Unido necesita la energía nuclear y que lo de las renovables está muy bien... como complemento. Mister Brown apuesta por la energía que asegura el suministro y la independencia frente a unos productores de petróleo cada vez más dados a la tiranía, además de ser la energía de los pobres. Y así, sin pedirle permiso a don Albert Arnold Gore, el amigo Gordon ha decidido que se va a por la energía nuclear para hoy y para mañana: para ofrecer energía hoy y para participar en el salto tecnológico futuro, que no será eólico ni solar, sino nuclear.

Por contra, la Europa continental, con España a la cabeza del pelotón ideológico -lo nuestro siempre ha sido la ideología- ha decidido apostar por la cosa verde. Y así, el "Green Package" bruselino nos fuerza a que las renovables alcancen el 20% de la producción (en España estamos en el 8,5) como bien nos recuerda Iberdrola.

Hay quien piensa que las empresas eléctricas están por las nucleares. Nada más incierto. Si no, vean el comunicado de la empresa presidida por Ignacio S. Galán acerca de la decisión europea. Es lógico: una empresa se dedica a ganar dinero no a preocuparse de  los intereses nacionales. Iberdrola gana mucho dinero con las subvenciones públicas, las renovables, subvenciones de las que se benefician los accionistas y que perjudican a todos los españoles que las financian por la doble vía del recibo de la luz y el déficit de tarifa. Además, como el propio Galán, un tipo de lo más inteligente, aconseja: hay que hacer lo que nos dejan hacer.

Quiero decir que, junto a Endesa, Iberdrola es la primera potencia nuclear española. Sus reactores trabajan a tope y ganan dinero sin necesidad de subvenciones, además de proporcionar energía más barata, pero si se puede ganar vía subvenciones verdes, ¿por qué no hacerlo? Y encima, con cargo a esas subvenciones ha creado una imagen corporativa

El problema no está en Galán, que se dedica a ganar dinero, sino en Zapatero y en la Comisión Europea, cuya función no es ganar dinero ni contentar a los ecologistas, sino fomentar el bien común.

A lo mejor es que el bien común no es verde.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com