Aún conmocionados por la ejecución vídeo grabada del periodista James Foley, y los tres casos posteriores, por parte de los terroristas del Estado Islámico, y por las situaciones de violencia que asolan diferentes lugares del mundo, el Mensaje del Papa Francisco con motivo de la próxima Jornada de la Paz, nos llega como una carga de oxígeno en medio de una situación asfixiante.
El Mensaje de la Jornada, que se celebrará el próximo 1 de enero, y que lleva por titulo "Ya nunca más esclavos, sino hermanos", nos da una serie de pistas para poner fin a tanta barbarie y colocar los cimientos de cara a construir una sociedad renovada y configurada para la libertad, la justicia, y por tanto para la paz.
Es imprescindible que reconozcamos la inviolable dignidad de toda persona humana, además de mantener viva la ineludible referencia a la fraternidad. El ser todos hijos de Dios hace a los seres humanos, hermanos y hermanas con igual dignidad.
Esta es la base de una verdadera civilización del amor. La violencia no se vence con más violencia, pero tampoco con una falsa paz fundamentada en simples buenas intenciones. Hay que reconocer el problema, la plaga social, la herida abierta en la sociedad y en la misma carne de Cristo. Sólo así podremos curarla y combatir de forma eficaz los múltiples rostros que la violencia tiene en el mundo contemporáneo.
Jesús Martínez