El Gobierno de Guinea Ecuatorial en el exilio, liderado por Severo Moto, el más perseverante opositor a la dictadura de Teodoro Obiang ha lanzado un comunicado en el que anima a España a participar en el proceso democratizador de la excolonia africana. Es cierto que Moto siempre ha sido un personaje nada bien visto en el PSOE por su proximidad al PP, pero nadie le puede negar sus convicciones democráticas, frente aun tirano asesino tan siniestro y majadero como Obiang. Ahora bien, se equivoca Moto cuando critica la descolonización de Guinea, aquella desastrosa operación en la que Manuel Fraga, entonces ministro de Franco, arrió la bandera española, el 12 de octubre de 1968.
Sí la operación fue desastrosa, pero lo fue, precisamente, por el implacable papel de árbitro imparcial que adoptó el Gobierno español. El candidato pro-español, y sobre todo el único que podía garantizar el respeto a los derechos humanos, Bonifacio Ondó, llegó a declarar que la única ayuda que había recibido del Gobierno español fueron unas cuantas banderitas. Así que ganó el más rabioso antiespañolista, Francisco Macías, que tras llegar al poder asesinó a sus contrincantes empezando por su aliado, Atanasio Ndongo- y comenzó a torturar y matar por pura diversión. Obiang no ha hecho otra osa que mantener la misma línea de dictadura férrea, caprichosa e inhumana.
Mientras, Miguel Ángel Moratinos y el Gobierno Zapatero intentan acercarse a Obiang, a pesar de que para éste mantiene la llama del antiespañolismo más feroz como una de sus más demagógicas estrategias para mantenerse en el poder.
Mientras tanto, como dice Moto en su comunicado, aún siguen sin resolver la injusticia cometidos por Macías con los españoles que se quedaron en Guinea y con los guineanos favorables a España y a su labor en aquel país, especialmente en forma de infraestructuras.