Y he escrito muchas veces que el líder de AES, Rafael López Diéguez, nada tiene de ultra. Por contra, es quien ha limpiado de ultras un sector electoral que necesitaba de esa limpieza tras la transición a la democracia. López Diéguez no es un ultra, es un católico coherente, cosa bastante extraña de encontrar. Nada ha ganado con su aventura política pero ha perdido mucho, por ejemplo, tiempo y dinero. Ha creado un partido confesional cristiano lo que no significa que sea partidario -confusión habitual- de un Estado confesional. (En Cataluña gobierna un partido comunista y no estamos hablando de una dictadura leninista, sólo tripartita, que es más llevadera). Por tanto, AES defiende los valores no negociables de Benedicto XVI: Vida, familia natural, libertad de enseñanza y bien común. (Sí, yo le añado de mi cosecha la libertad religiosa).
Por el cuarto principio del bien común, AES defiende la doctrina social de la Iglesia, que en aquellos lejanos tiempos en los que la izquierda y la derecha se dividían según la cuestión social, la Iglesia se situaba -especialmente con León XII y Juan Pablo II- muy a la izquierda de la izquierda.
AES rechaza tanto el anticlericalismo del PSOE como el paganismo del PP y sí es cierto que en la formación abundan los partidarios de la unidad de España. Bueno, pero eso, 32 años después de promulgada la Carta Magna, ¿es algo que pregona la Constitución, verdad? No es la parte que más me gusta porque no soy de los que prefiere la España roja a la España rota, pero me siento orgulloso de mi condición de español como cualquier otro pueblo europeo o americano se siente orgulloso de su condición... salvo España.
Por tanto, sí, estaré en a la calle Ferraz el jueves 24, festividad de San Juan Bautista, el decapitado, un peligro que corre López Diéguez. Aunque por ahora no ha alcanzado la condición ni de degollado ni de decapitado: sólo apestado.
Ya sólo falta que AES, tras la manifestación ante la sede del PSOE, organice otra frente a la del PP, en la calle Génova, a la que igualmente acudiré con mucho gusto. Y es que a los católicos, desde que el progresismo tomó la izquierda, no podemos votarla, y desde que el paganismo capitalista tomó la derecha, los conservadores nos toman el pelo y nos fuerzan a la incoherencia. Habrá que buscar otras papeletas para ser coherentes. La de AES es una de ellas.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com