Un estupendo manual de Educación para la Ciudadanía nos explica que los comunistas, junto a los homosexuales y judíos, han sido las minorías más perseguidas de la historia. Lo cual es muy cierto: se trata de minorías. Me he acordado de tan importante aserto pedagógico tras contemplar el debate parlamentario del pasado martes sobre la Ley de Memoria Histórica. Está muy descontento el grupo parlamentario de don Gaspar Llamazares, justamente el comunista, y no es para menos. Reblandecidas las meninges socialistas ante una derecha mordaz y agresiva y unas sotanas trabucaires que llaman a envenenar las aguas y los caramelos de los niños, ZP ha cedido ante los nacionalistas catalanes de CIU y pretende que la susodicha ley recoja los atentados contra la libertad religiosa. Total, por unos 5.000 curas asesinados -los muy cabrones iban con sotana por las calles, siempre provocando-, el expolio de los bienes y patrimonio eclesiásticos -más le habían robado al pueblo-, y la persecución de todo lo que sonara a cristiano -lo que le habrían hecho esos chupacirios al pueblo para ponerle así!-, por ese sinfín de nimiedades ZP pretende reconocer que los comunistas, antaño llamados rojos, se pasaron un pelín.

Sí, es verdad, se pasaron, al igual que los ancestros de Zapatero, los socialistas, y toda la izquierda en general, pero quede bien claro que no lo hicieron por rencor. Los comunistas nunca obran por resentimiento ni por molestar. Cuando matan, lo hacen como un penoso deber de la lucha de clases.

Esta Ley de Memoria Histórica va a servir para que los asesinatos de cristianos en el 36, matanza sin apenas parangón en el planeta, esta cosecha de mártires, no caiga en el olvido. Agradecidos deberíamos estar los católicos a los comunistas. Si no fuera por ellos…

Eulogio López

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