España, desgraciadamente, no está siendo ajena a la situación que vive Europa con respecto a la familia.
Más aún, si no se da un giro radical en protección de la familia natural, dentro de no muchos años seremos una sociedad decreciente en habitantes, envejecida hasta límites insostenibles e incapaces de hacer frente a las coberturas que ahora tenemos en materia de pensiones, salud y educación.
No es ninguna exageración: o cambiamos radicalmente las políticas a favor de la familia, o nos convertiremos en un país irreconocible y, a medio plazo, decadente. ¿Será éste un objetivo perseguido por quienes no desean que seamos un país grande y admirado?
Jesús Martínez Madrid