La mesa de negociación laboral de la SIP que encabeza Caja Madrid, Bancaja, Caja de Canarias, Caja de Ávila, Caixa Laietana, Caja Segovia y Caja Rioja han llegado a un acuerdo sobre reestructuración del personal: la suma del personal de las siete entidades dará 4.000 trabajadores menos, desde un total de 25.000. La magia se produce gracias a unas generosas prejubilaciones, a las que podrán acogerse los empleados mayores de 55 años. Cobrarán el 95% de su sueldo en activo. Precisamente, en un momento en el que se está planteando un inevitable incremento de la edad de jubilación en España. El exjefe de Rato, José María Aznar, llegó a decir el pasado 6 de diciembre que no puede ser que la gente quiera empezar a trabajar lo más tarde posible y jubilarse lo antes posible, como si esta fuera la consecuencia de la pereza de los españoles.
De esta forma, se confirma la preocupación que existía en el Banco de España por los gastos que podría generar la reforma financiera. Sin embargo, se trata de un efecto colateral, ya que fue el propio regulador el que promovió la reestructuración ordenada y habilitó un fondo público (FROB) que garantizara su éxito. Porque no se trata de Caja Madrid sino de la reducción de plantilla a precios elevados en todos los procesos de fusión fría que el Banco de España ha simulado por toda la geografía española.
Con las prejubilaciones, la SIP se ahorrará el 5% de los sueldos, que no se actualizarán cada año, y sustituirá a los trabajadores veteranos por otros más jóvenes, que trabajen el doble, cobren la mitad y no protesten. En definitiva, se precariza el empleo y se hará realidad aquello de que cada prejubilación equivale a cerrar una biblioteca, puesto que la experiencia acumulada es un valor que, sencillamente, se pierde.
Mariano Tomás
mariano@hispanidad.com