Juan Manuel De Prada no es que escriba mejor que yo y que tenga más conocimientos que yo. Eso lo puedo sobrellevar. Lo que me fastidia es que razona mejor que yo, lo cual resulta tremendamente humillante. Llevamos en Hispanidad criticando ásperamente la metedura de pata del señor Barack Obama y de la Unión Europea, y de OTAN, en el mundo islámico pero sin dar con el concepto clave: libertad religiosa para los cristianos, que son hoy los más perseguidos en el mundo… un vez más. De Prada ha dado con él.
Dice Prada que Occidente y la OTAN han apoyado, siempre y en todo lugar a aquellos que masacran cristianos y han enfilado sus cañones -sus misiles- contra aquellos que defendían, o al menos no perseguían, a los cristianos. Ejemplo como el de Siria, donde Bashar Al Assad podía ser todo lo que ustedes quieran, pero los cristianos podían expresarse con considerable libertad. Tuvo que ser el malvado Putin quien evitara que el chiflado de Barack Obama lanzara misiles contra el régimen sirio.Lo mismo ocurrió en Libia, donde la OTAN hizo el trabajo sucio a los islámicos para derribar a Gadafi. Que no era un santo, pueden creerlo, pero al menos había un obispo en Trípoli. Con ello, Occidente dio el poder al fanatismo islámico, que lo primero que hizo fue matar salvajemente al embajador norteamericano. Y lo segundo: entrar en guerra civil entre bandas más o menos fundamentalistas. Hoy, cristianos y occidentales intentan huir de la Libia post-Gadafi, que corre el riesgo de convertirse en un país de fanáticos.
En cualquier caso, Obama y Occidente han convertido la primavera árabe en un invierno de fanáticos. Son muy inteligentes estos líderes de Occidente. Y, sobre todo, les encanta el suicidio. Es decir, perseguir al cristianismo, forjador de Occidente.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com