Entre HSBC, BNP y Natixis, PRISA debe 1.500 millones de euros. Entre Banesto (425), Caja Madrid (400), Caixa y Santander suman 1.300. Así, hasta 5.800 millones de euros, de los cuales 1.200 vencen a brevísimo plazo. Con las negociaciones con Vivendi y Telefónica por Digital rotas, con los Polanco a la defensiva, Pancho Pérez González prejubilado y Javier Díez Polanco defenestrado, Juan Luis Cebrián ha vuelto a negociar con el mexicano Carlos Slim. Las negociaciones se rompieron en su día, porque los Polanco consideraron un insulto que Slim quisiera pagar a precio de mercado (los hay que no tienen consideración), se rompieron las negociaciones, a pesar de los buenos oficios de Felipe González, empeñados en convertir el grupo PRISA en el nuevo multimedia de la Internacional Socialista, o sea, de sí mismo. Y es que Cebrián no sólo está negociando la entrada de Telmex en PRISA, sino su propia continuidad como primer ejecutivo del entramado. De hecho, algunos destacados miembros del actual aparato, empezando por el director de El País, Javier Moreno, ya han puesto las barbas a remojar.
La alternativa es la siguiente, siempre partiendo de la premisa innegociable del hombre de Telmex: comprar a precio de mercado. Hoy, PRISA vale en bolsa 412 millones de euros (con una deuda próxima a los 6.000 millones). El nuevo segundo accionista de New York Times preferiría comprar por 400 millones y hacerse cargo de la deuda. La alternativa que le propone Cebrián es más gradual: comenzar con un 29,9% hacer una transición paulatina y, eso sí, desde el primer momento ayudar al pago de la deuda.
La primera opción no le hace gracia a Zapatero, que con Felipe González mantiene una relación similar a la de Esperanza Aguirre con Gallardón, aunque sin alharacas, que en el PSE los trapos sucios se lavan en casa.
Nunca como ahora, Slim estuvo más cerca de hacerse con el primer grupo periodístico español, todo él. Ni que decir tiene que entonces tendrá enfrente a Telefónica, más enfrente que nunca.
Eulogio López
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