Si la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) sirviera para algo (los hay que no pierden la esperanza), debería investigar qué ocurre con Solaria. Como todas las empresas dedicadas a las energías renovables, ésas que son rentables gracias a las subvenciones públicas, y sólo a eso, Solaria está disparada en Bolsa, lo mismo, sólo que aún más (ver Hispanidad) que ninguna otra.
No vaya a ser que, pongamos en otoño, alguna gran empresa lance una opa sobre Solaria. En ese momento, se debería comprobar si ejecutivos de la opante compraran títulos de la opada, o incluso si, como pudiera suceder, dichos ejecutivos aconsejaran a amigos, incluso a amigos periodistas -¡qué horror!-, la compra de dichos títulos.
La verdad es que toda empresa basada en las subvenciones públicas es terreno abonado para la corrupción, porque las cuentas deben salir por sí mismas, sin muletas de apoyo que, además de violentar el libre mercado supone que alguien está haciendo su particular agosto.
En cualquier caso, en cuanto sepan de una opa sobre Solaria, estén pendientes de la identidad del comprador.
Vueling: tres cuartos de lo mismo. Un valor en alza la empresa catalana que iba a hacerle frente nada menos que a Iberia, y la esperanza de la Generalitat. El esquema Vueling es muy sencillo: grupo de socios que se comprometen a mantenerse durante un tiempo dado. Socios de prestigio, claro está. Y apoyados en ese prestigio, y en el tinte nacionalista de un par de políticos estúpidos o pringados –los del Tripartito catalán- muchos pequeños inversores acuden al reclamo y elevan la acción… acción que se desploma, pura casualidad… cuando los socios fundadores, esos chicos de prestigio, cumplen su compromiso temporal y abandonan el barco precipitadamente. Conclusión: los socios fundadores se forran, los directivos (con sus paquetes como incentivo) también… y la masa de pequeños inversores se quedan a verlas venir.
Seguramente, el presidente de la CNMV, Julio Segura, estará de vacaciones, al igual que el vicepresidente, Carlos Arenillas. En cuanto vuelven serán implacables: le van a meter un puro, por ejemplo, a algún chiringuito financiero ubicado en Hinojosa del Duque.
Y lo cierto es que en los mercados financieros, hoy de carácter ferozmente especulativo, hay estafas perfectamente legales. Por eso, un regulador puede golpear en ocasiones, pero, en la mayoría de los casos, resulta mucho más útil sacando los colores a los poderosos. Sólo eso.
Y es que contar con reguladores de prestigio aporta mucha paz al ánimo del inversor.
Eulogio López