El vicepresidente económico explica hasta en tres ocasiones que "por supuesto, con el consenso de todos, hay un claro compromiso con el equilibrio presupuestario". ¿Quién se excusa se acusa?

 

El vicepresidente económico, Pedro Solbes, ha presentado el cuadro macro en el último consejo de ministros del curso como es ya habitual. Ha explicado que el margen se establece tan solo sobre un tercio del presupuesto ya que un tercio está previamente comprometido para transferir a las CCAA y entes locales y otro tercio tampoco es disponible al tratarse de pago de intereses, pagos a las clases pasivas, etc.

 

Sobre el tercio en el que existe margen de maniobra, Solbes ha insistido en el "compromiso claro" de todo el Gobierno, "por supuesto con el consenso total" por el equilibrio presupuestario. Demasiada insistencia para el nulo requerimiento de "la canalla". El ministro de Economía ha asegurado que el equilibrio presupuestario es coherente con el programa presupuestario del PSOE. "Hay otros objetivos que también son prioritarios, pero no lo vamos a hacer todo en el primer año", ha añadido con intención de apaciguar la revolución interna.

 

Y es que Solbes ha anunciado un superávit para el conjunto de las administraciones públicas en el 2005 del 0,1 por ciento. Una cifra que se deriva de un déficit del 0,5 por ciento para el Estado, un equilibrio en los entes locales y un déficit del 0,1 por ciento para las CCAA. Por su parte, la Seguridad Social reportará un superávit del 0,7 por ciento en el 2005. Un buen comportamiento del sistema público de protección social que podría amortiguar el déficit de este ejercicio, que "en cualquier caso se situará por encima del 1 por ciento", si bien Solbes no ha querido ofrecer más detalles por estar pendientes de los criterios de imputación estatal de la deuda de Renfe.

 

En cuanto a las macromagnitudes del 2005 aprobadas, prevén un incremento de ingresos del 6,7 por ciento y una limitación en el gasto de 124.525 millones de euros. Todo ello sobre una previsión de mejora de la economía de la zona euro, la estabilidad en el actual tipo de cambio y el petróleo ligeramente por debajo de los 35 dólares como consecuencia de la desaceleración del consumo a partir del mes de septiembre.

 

Los riesgos detectados por Economía son una elevación de los tipos "ya que el BCE ha cambiado su sesgo de bajista a estable e incluso alcista, aunque de manera moderada y no inmediata", señala Solbes. También apunta a las tensiones geopolíticas que pudieran colocar el precio del crudo por encima de la previsión gubernamental.

 

En cuanto a la inflación, el ministro de Economía no ha querido fijar un objetivo para el 2005, aunque ha señalado como positivo fijarse como meta el 2 por ciento establecido por el BCE. Y eso a pesar de que el PIB nominal crecerá un 6,3 por ciento en el 2005 mientras que el crecimiento del PIB real será del 3 por ciento. Es decir, que el deflactor está muy encima de ese 2 por ciento fijado en Francfort. Pero Solbes prefiere ser "prudente". Es decir, prefiere que los convenios indexados al IPC estén sujetos. Moderación salarial. Y eso a pesar de la subida salarial del 3,2 por ciento aprobada para los funcionarios. Solbes ha tratado de quitar hierro al asunto tratando de "vender" que se trata de una subida del 2 por ciento más complemento de pensiones y pagas extraordinarias.

 

En cuanto a las variables macro, el consumo "caería algo" hasta situarse en el 3,3 por ciento. El consumo de las AAPP "caería" hasta el 3,5 por ciento, "como consecuencia de las políticas presupuestarias practicadas". Y lo más importante, la formación bruta de capital crecería hasta 5,6 por ciento, debido a un fuerte incremento de inversión en bienes de equipo que compensaría la ligera desaceleración de la construcción.

 

En cuanto al sector exterior, el Gobierno juega sobre una previsión de crecimiento del comercio del 8 por ciento y una mejora de la economía euro. Si esto es así, las exportaciones e importaciones crecerían, aunque el déficit por cuenta corriente se acortaría. Esto se debe a una mejora prevista en la productividad debido a una fuerte inversión pública en I D del 7 por ciento que superará el PIB nominal. O sea, no el 25 por ciento de crecimiento anunciado.

 

De hecho, por primera vez el Gobierno ha incluido el concepto de productividad por ocupado, que supone el ratio de dividir el PIB por la población activa. Un ratio que el ejecutivo espera mejorar el año que viene. "Queremos mejorar tanto el empleo como la productividad", señala Solbes que añade que el año que viene se crearán 328.000 nuevos empleos.

 

Eso sí, Solbes no ha querido referirse al pleno empleo porque lo considera un término tan vago "como aquello de la Constitución de 1812 que decía que los españoles debíamos de ser justos y benéficos". El vicepresidente económico sí se compromete a aplicar las políticas adecuadas para reducir el paro.

 

Todo ello generará, según la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega "austeridad en el gasto público más empleo, mejora de productividad frente a la precariedad, la especulación o el gasto superfluo". Un mundo feliz. O no. Ahora queda lo más difícil que es "vendérselo" a sus socios parlamentarios. Solbes recuerda que todos aprobaron el techo de gasto. Pero ahora llega la hora de debatir los contenidos, las prioridades, las partidas. Y aquí es donde Solbes tuerce el gesto. "Tenemos un trabajo muy complicado", reconoce". Probablemente porque sabe que esta es la "prueba del algodón" como dice ERC. Pero eso será... en septiembre. Como casi todo.