Con esta estrategia, en la España de la crisis sobran los emigrantes. España se inclina por cerrar las fronteras a los inmigrantes y controlar la inflación y el déficit, con tipos altos y parón en infraestructuras y subvenciones a la vivienda. Sebastián inclina la cabeza y se conforma con los planes Prever. Europa se decide: Francia, Reino Unido e Italia caminan en otra dirección

El ministro de Industria, Miguel Sebastián, planteó la batalla desde el primer momento, pero apenas un par de meses después ha tirado la toalla. El poderoso ministro de Industria tenía su receta para afrontar la crisis, con una política económica expansiva: energía nuclear frente a ahorros energéticos y las carísimas renovables, inversión en infraestructuras aún a costa de déficit, creación de campeones nacionales y política de viviendas pública.

Pues bien, Sebastián se conforma ahora con planes Prever para turistas ancianos y para automóviles. Ahora apostrofa de la energía nuclear que hasta hace un mes defendía ante los empresarios amigos. Ahora se ha convertido en apóstol, no de la producción energética sino del ahorro energético.

En cualquier caso, Sebastián ha abandonado sus planes para una vivienda pública de fácil acceso y un incremento de la inversión pública en infraestructuras. Pero todo eso ya es pasado. La última semana se ha juramentado por las energías renovables y ha hecho fe de ortodoxia.                         

No ha sido el vicepresidente Pedro Solbes quien le ha doblado el pulso, sino el propio Zapatero, que se ha distanciado de su otrora hombre de confianza. Don Pedro simplemente ha aprovechado la conversión de ZP a la ortodoxia económica, la misma que en Europa impone Jean-Claude Trichet desde su solio de Francfort. El Banco Central Europeo no sólo se niega a reducir tipos mientras el euribor, el que de verdad interesa a las familias, sube y grava las hipotecas.

Y ahora viene la segunda parte: más moderación salarial, nada de bajar impuestos y vivienda inasequible. Naturalmente, sin crecimiento del PIB no hay sitio para los emigrantes. Aunque claro, como afirma el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, al revés de lo que ocurre con otros gobiernos europeos, ni como Bruselas, con su Directiva del Retorno, el Gobierno español quiere expulsar a los inmigrantes con todos sus derechos, algo que sin duda consolará mucho a los afectados. Lo que está claro es que con esta política económica restrictiva, en España no hay sitio para emigrantes. 

Al final, se ha impuesto la política triste bajo la égida del petróleo caro. No piensan así en Reino Unido y sobre todo en Francia e Italia. Pero España, una vez más, vuelve a ser diferente.