Es el término de moda. Se lo autoadjudicó Solbes este verano. Viene a significar algo así como "fe en un mercado con rostro humano". ¡A qué suena bien! Pero si quieren, se lo traduzco : fe en un mercado y luego ya veremos. Por eso, Solbes sigue insistiendo en que el salario mínimo interprofesional (SMI) debe estar en función de la coyuntura económica. Es decir, no ligado a la evolución del IPC como pretenden sindicatos, sino permanecer como instrumento de política económica como defiende la patronal. ¿Socialdemócrata? 

Lo curioso es que las diferencias entre Solbes y Sebastián se convierten en semejanzas cuando hablamos de "filosofía". El asesor monclovita es el primero en proponer el palo fiscal a las plusvalías. Ya saben, el famoso modelo 30/30/30. Pero en paralelo, es el que recomienda a los nuevos socios internacionales del Gobierno (Kirchner, Chaves y Lula) que acudan a Davos. Es decir, una vela a Dios y otra al diablo. Porto Alegre, sí, pero más bien como cosa exótica. Y Davos, también, porque ahí es donde se parte el bacalao.  
 
Por cierto, el "liberalismo socialdemócrata" consiste en "liberalizar" el sector eléctrico. Es decir, en marginar a Iberdrola, presunta amiga de los populares, y desterrar al presidente de Endesa, Manuel Pizarro, un "biutiblú" que debe desaparecer del mapa empresarial español y al que en los círculos empresariales madrileños dan ya por amortizado. ¡Toma liberalismo!