Solo hay un placer superior al de leer; este es re-leer. Pero hoy he caído en la cuenta de que existe otro placer parecido: el de re-aprender.
Hay muchas cosas en nuestra vida, que forman parte del mismo ser, emocional psíquico, afectivo e intelectual que se van quedando en el camino. Ese agujero negro y que olvidamos unas veces sin querer y otras de manera consciente. La música es un magnifico recordatorio.
Un día y por casualidad, revives canciones, fragmentos de música clásica...que te hicieron vibrar y que habías olvidado. Vuelves a sentir esos placeres de la juventud, esa memoria que casi te ha abandonado y que surge con fuerza en tu alma y en tu imaginación.
Quisiera decir que la parte divina que tiene la música, ese roce con lo sobrenatural, es lo que te devuelve a la vida; esa vida que no va a tener fin, como nunca lo tendrá una buena sinfonía.
Ana M. Baldán