Sr. Director:

Soy una española residente en la Argentina desde hace siete años, mi marido es uno de los numerosos expatriados por las empresas españolas que vinieron hace tiempo al calor de las privatizaciones. Somos cuatro miembros, Ángel, mi marido, tiene 50 años, Ángel, mi hijo mayor tiene 13, Leyre, mi hija tiene 12 y yo tengo 42, somos originarios del País Vasco y de Castilla, pero hemos vivido en tantos lugares que sólo somos lo que somos: una familia.

He leído con interés su relato sobre las vicisitudes de esta familia argentina en España y francamente he quedado algo sorprendida por la paradoja. Todas las cosas que su amigo porteño le refiere las venimos nosotros sufriendo en Buenos Aires, pero elevadas a la máxima potencia. Mis hijos también van a un colegio católico, concretamente a la nada sospechosa institución de San Agustín que es también nuestra parroquia familiar. Pues bien, la degradación familiar de la familia de clase media argentina es de tal magnitud que ya en los formularios de inscripción aparecen casillas donde detallar el número de matrimonios de los padres y las familias uniparentales son tan frecuentes que se discrimina el domicilio del padre y de la madre dando por sentado que será diferente...

Los chicos... no puedo ni referirle cuáles son los estándares en las relaciones pseudosexuales que mantienen a los 11 ó 12 años porque no las creería. Pero, además, está el racismo absoluto, la intolerancia hacia la diferencia racial y económica que ha acuñado términos de uso común entre la chiquillería tales como negro (para referirse a los pobres), peruca (para los peruanos) bolita (para los bolivianos) gallego, cuadrado o pata sucia (para los españoles) etc. Hemos vivido en otros países de latinoamérica y puedo asegurarle que no hay una sociedad más racista que la argentina ni más entregada al culto al cuerpo y a la ligereza moral.

¿Cuestiones de pudor? Vaya a una fiestita de 15 años de cualquier niña de clase media porteña y se verá abrumado por la desubicación de sus atuendos y los de sus madres que compiten con ellas en cuestiones de escote y estrechez de pantalón. ¿Sabe que el regalo más solicitado por las adolescentes argentinas al cumplir los 15 años es una operación estética para agrandarse el busto? ¿Sabe que esto es tan notorio que las autoridades tuvieron que tomar cartas en el asunto y prohibirlas? ¿Sabe cuál es el índice de embarazos entre adolescentes?

Hispanidad.com es un cable a tierra para mí desde hace unos cuantos años. Cada mañana leo con interés sus cartas del director y se las envío por e-mail a mis amigos y a mi marido que las lee en su despacho, a veces son el tópico de nuestras conversaciones. Siempre comparto su punto de vista y admiro tanto el fondo como la forma de sus escritos por los cuales le doy mi enhorabuena. Hoy no. No dudo de la formación moral de la familia a la que se refiere pero no puedo aceptar que se escandalicen de lo que han encontrado en España cuando aquí en Argentina tenemos que bregar con una situación de degradación familiar tan normalizada, tan socialmente aceptada que una familia clásica como la nuestra es una completa rareza, cosas de españoles, deben pensar. Cosas de españoles que tenemos que explicar a nuestros hijos para que entiendan que ESO no es lo normal, que a pesar de que la práctica totalidad de sus amigos vivan con su madre y el novio y los hijos del novio y los hijos que ahora la madre y el novio han tenido ESO no es lo nuestro, que no somos bichos raros, que somos familia, que venimos de otra concepción, que somos papá y mamá y vamos a seguir siéndolo aunque no esté de moda.

Gracias por escucharme, no creo que obtenga una respuesta pero ahí queda el testimonio de nuestro esfuerzo como familia, una familia española y cristiana, Sr. López, sólo lo normal.

María Rubira y familia

mrubira@fibertel.com.ar