El problema demográfico es un hecho en Europa. Cada vez nacen menos niños y la población, más envejecida que nunca, amenaza con alterar del todo las pirámides demográficas.
El cardenal arzobispo de Colonia, Joachim Meisner, ha declarado que el modo de acabar con la crisis demográfica es incrementar la natalidad "y no presentar simplemente la inmigración como la solución".
La natalidad en Europa alcanza ya los mínimos de la Historia. El sistema de pensiones y de impuestos que mantenemos amenaza con dejar de ser sostenible. En Alemania, la tasa es de 1,36 cuando la cifra que se necesita para mantener el crecimiento demográfico estable es de 2,1.
"¿Dónde están las mujeres a las que se las anima a traer tres o cuatro niños al mundo" se pregunta el arzobispo de Colonia. La inmigración no es la solución porque deja a otros países sin población joven y solo sirve para poner parches y tapar agujeros. La sociedad será sostenible cuando tenga un relevo generacional consistente.
Cabe insistir en la importancia de crear políticas que favorezcan la natalidad. El prelado alemán ha comparado las políticas actuales con las de la Alemania del Este donde "las mujeres que querían quedarse en casa para cuidar a sus hijos eran consideradas dementes".
Valentín Abelenda Carrillo