Soraya Sáenz de Santamaría recordó el pasado día 7 de octubre en Roma que la "Conferencia Episcopal Española apeló esta misma semana a la solidaridad ante la gravedad de la crisis, una reflexión para agradecer y estimular lo que significa la caridad efectiva, la que trasciende de las palabras a los hechos".
Para la vicepresidenta, "aunar voluntades y ánimo es el mejor modo de superar cualquier dificultad" e hizo "una llamada a la esperanza, a la voluntad de salir adelante, a no ceder al cansancio para volver a empezar en los caminos de nuestra propia historia".
Por fin, alguien en el mundo ciego de la política se da cuenta de los innumerables esfuerzos que, como recordaba Martínez Camino la semana anterior, lleva haciendo desde 2008 la Iglesia española para paliar los graves efectos de la crisis y para que, en la medida de lo posible, esto no afecte a los sectores más desfavorecidos de nuestra sociedad. Muchos políticos y miembros de nuestra vida pública deberían tomar ejemplo. Por fin o de una vez.
Valentín Abelenda Carrillo