La influyente agencia de calificación S&P degradó el pasado día 31 de agosto la deuda de Cataluña al nivel de bono basura.
Parece ser que la principal razón de tal varapalo no es otra que la tensión generada por el pacto fiscal que exige el Gobierno de Mas. Parece que esto es lo que sucede cuando se gobierna con frivolidades nacionalistas, en vez de con sensatez y sentido de la realidad.
Ahora, en buena camaradería y realismo, la Generalitat debería dar las gracias al Estado por acudir en su ayuda, pues si tuviera que financiarse en el mercado, el sobrecoste a pagar sería tan exorbitante como la falta de humildad de cierto nacionalismo que ha contribuido al desastre.
JD Mez Madrid