Tengo que reconocer que, en mi adolescencia, fui una auténtica trekkie de la serie televisiva Star Trek, cuando en Televisión Española la titulaban Viaje a las estrellas y cuando todos en nuestras casas la veíamos en blanco y negro. Les hago esta confesión porque esta nueva entrega cinematográfica me ha traído excelentes recuerdos porque es muy fiel a la serie primigenia y, por tanto, tiene poco que ver con otras películas anteriores sobre las aventuras del Enterprise.

Star Trek nos lleva hasta el comienzo cronológico y nos descubre los orígenes de sus dos carismáticos protagonistas: El capitán Kirk y el misterioso vulcaniano Spock. Ambos se conocen en el Entreprise y, aunque la primera impresión no es demasiado buena, pronto se fraguará una excelente camaradería cuando deban enfrentarse a un romuliano que está dispuesto a convertir en agujero negro todos los planetas que se ponen a su alcance.

El director J.J. Abrams ha declarado que nunca fue un forofo de esta serie televisiva precursora en el género de ciencia ficción pero su buen hacer en la pequeña pantalla (en series de acción como Alias o Perdidos) se aprecia a cada paso. De tal forma que consigue que el admirador de Star Trek disfrute con el desfile de los conocidos  tripulantes de la nave (en esta entrega con aspecto muy juvenil), al mismo tiempo que lanza guiños gracias a  la presencia (en una breve aparición) del propio Leonard Nimoy (el Spock de la serie televisiva clásica). A esto hay que sumar unos acertados efectos especiales y unos secundarios de lujo (irreconocibles tanto Eric Bana en el papel del malvado Nero como Wynona Ryder como la madre de Spock) todo ello en una lujosa producción muy entretenida que encantará, por igual,  a los jóvenes de la casa como a los nostálgicos de la serie televisiva.

Para: Especialmente para los admiradores de la serie clásica así como para jóvenes aficionados a las películas de ciencia ficción