Porque ahí llega la segunda parte. Cuando la multinacional no puede emigrar, se dedica al subcontratación. En España, el caso más sangrante es el de Telefónica, la primera empresa española, que, desde la llegada del Partido Popular al poder, ha reducido su plantilla a la mitad, con la pérdida de más de 30.000 puestos de trabajo. Crece en Iberoamérica, ciertamente, donde abunda el despido libre y precios muy inferiores a los que cobran sus trabajadores en España, pero disminuyen aceleradamente en el propio país de origen. Por ejemplo, el mantenimiento de las redes está basada en las subcontratas, con lo que se reducen los sueldos y se resiente la calidad del servicio.