La Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) ya cuenta con su primer líder: el ex presidente argentino Néstor Kirchner, el hombre que ha sumido al país en la corrupción y ha socavado los cimientos del Estado de Derecho, sobre todo con su control espurio de la judicatura y los medios informativos, además de crear una dinastía familiar, pues su sucesor es su esposa, Cristina Fernández.
Es una muestra más de que Iberoamérica se precipita hacia la tiranía del llamado nuevo indigenismo populista y de la corrupción generalizada. Pero no la única: Venezuela y Bolivia también aportan su granito de arena hacia el totalitarismo.
A la postre un dictador siempre hecha mano de lo mismo: dinero y metralletas. El venezolano Chávez ha dado y el último paso hacia una dictadura populista de simbología marxista: un ejército privado de 30.000 hombres, paralelo al ejército venezolano pero aún más a las órdenes de directas de tirano: son los milicianos, preludio de los asesinatos masivos -como en la España de la II República- esta vez armados hasta los dientes.
Evo Morales, por su parte, arrasa la débil normativa boliviana nacionalizando todo lo que encuentra a su paso y modificando el marco constitucional para perpetuarse en el poder.
A lo mejor encuentra imitadores.
Miriam Prat
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