Tres semanas después de declarar su independencia, el país sigue disfrutando de la libertad de la que goza, no obstante la pobreza sigue siendo el principal problema de la joven nación

 

Todavía está presente la amenaza de los grupos islámicos de Sudán del Norte, quienes continúan acosando a la población sursudanesa.

El día 9 de julio de 2011 el mundo recibía una gran alegría al proclamarse la independencia de Sudán del Sur. La joven nación gozaba por fin de libertad tras décadas de conflicto civil armado y de masivas persecuciones por parte de los islámicos del norte contra la población sursudanesa, de mayoría cristiana y animista.

No obstante, a medida que pasan los días el sentimiento y la alegría de la libertad va menguando ya que el nuevo país debe enfrentarse a uno de los grandes problemas al que está sometido, que no es otro que la pobreza extrema tal y como informa el diario International Herald Tribune. El panorama del naciente Estado es desolador ya que el 40% de la población sobrevive únicamente gracias a la ayuda internacional, el 10% de los niños fallecen antes de cumplir la edad de los 5 años y tan sólo el 1% de los hogares tiene una cuenta bancaria.

Otro problema es el de la falta de seguridad, en especial en las zonas rurales, donde abundan los grupos de bandidos que asaltan y roban en las granjas y fincas rústicas, por lo que son numerosos los agricultores que se quejan de esta situación.

Además de esta situación de pobreza, la población sureña teme todavía nuevos ataques y reprimendas por parte de la población islámica del norte -en especial de los grupos armados- que, desde luego, no están dispuestos a admitir la recién inaugurada libertad de sus vecinos del sur y que buscan lograr mayor control de la producción del petróleo -una de las principales causas del conflicto armado- y que es un tema claramente agravante ya que el joven Estado de Sudán del Sur posee el 75% de las reservas del petróleo de todo el territorio, razón por la que Sudán del Norte busca aumentar su presión sobre el país.

En conclusión, la joven nación de Sudán del Sur es un país que por fin ha alcanzado su anhelada independencia, pero es ahora cuando se va a tener que enfrentar a los verdaderos problemas, de ahí que sea indispensable la ayuda internacional tanto a nivel humanitario -financiación económica, alimentos y colaboración sanitaria- como a nivel militar -para garantizar la seguridad de la frontera y defenderse de los ataques del norte-.

Gabriel López