Los medios informativos españoles hablan de la evolución de los mercados y del plan Buffet. Buenísimo lo de don Warren, quien, como Julio César, corre presuroso en socorro del vencedor: está dispuesto a asegurar las manzanas buena de los aseguradores de bonos: las malas no. Este tipo es un filántropo. En España, el casi-jubilado mejor dotado de España -61 millones de euros de pensión, por el momento-, presidente del BBVA, Francisco González, regañaba a los reguladores europeos, porque no unificaban ni su teoría ni su práctica.

O sea, fruslerías. Ahora bien, los verdaderos VIP's, de los que hablan es de los blindajes empresariales: ¿Los estatutarios? No, los personales. Es decir, hablan de los salarios de los directivos. Como siempre.

Resulta que el Gobierno ha anunciado que podría prohibir los blindajes estatutarios. Ya saben: la medida defensiva según la cual ya puedes poseer la mayoría del capital que sólo puedes votar por un 10%.

La medida suena bien, por liberal, y gusta en Bruselas, porque la Unión Europea es muy liberal siempre y cuando el liberalismo no comprometa los intereses de Francia y Alemania. Ahora bien, que sea el Gobierno español quien proponga esta media es verdaderamente de necios. Porque lo que ocurre ahora en Europa es que una serie de países, especialmente Francia, Italia y Alemania, utilizan a sus empresas públicas o parapúblicas para comerse todo lo que le rodea, sin que la Comisión Europa abra la boca. Los blindajes constituyen una oportunidad defensiva ante la voracidad de París, Berlín y Roma.

Pero es que, además, el blindaje estatutario es una futesa comparado con los blindajes personales. Es decir, con el dinero que se reservan presidente y directivos por si los echan. Esa sí que sería una reforma en profundidad. Algo tan simple como esto: Miren ustedes, tanto sueldos, como bonus, como participación en beneficios, como seguros, como pensiones, como ‘stock options' de consejeros y directivos deben ser aprobados -he dicho aprobados, no sólo informados- por los accionistas, que a fin de cuentas son los propietarios de la empresa.

Y viene muy al pelo porque el precitado FG acaba de confesar que sólo renunciará a su blindaje (forzado por Mariano Rajoy, que teme el escándalo del PSOE) en 2010, cuando ya sumará 80 millones de euros. Ningún problema, dado que su pensión ya supera los 61 millones de euros y a esa no va a renunciar.

La pregunta es: si tuviera capacidad para aprobar o denegar, ¿aprobarían los accionistas del BBVA que su presidente, además de sus sueldazos (5 millones de euros, 9 el año anterior con el bonus), tuviera un blindaje que alcanzar 80 millones de euros en 2010, más una pensión de 61 millones de euros? ¿Aceptarían a sabiendas de que el blindaje y las gabelas de FG constituyen un elemento disuasorio para que alguien lance una OPA, lo que beneficiaría a esos accionistas?

Ni el PSOE ni el PP quieren torear este toro. La razón es la del viejo chiste del político corrupto que le niega el pan y la sal al colegio de párvulos y le otorga todos los privilegios a los reclusos de una prisión, todo ello con la siguiente explicación: al parvulario no voy a volver jamás.

En efecto, si algo desea un político de izquierdas o de derechas, es que, cuando no le quede más recorrido en la cosa pública, le fiche una empresa, sea como directivo o como administrador. Y claro, no quiere caer en su propia trampa.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com