La Comisión Arquidiocesana de Bioética, ante las recientes declaraciones del Sr. Presidente de la República referidas a la posible legalización del aborto, desea expresar su total apoyo a su firme postura contraria a dicho proyecto de ley, por las siguientes razones:
1- El aborto no es una cuestión de credos o de creencias religiosas.
Ello no obsta a que distintas religiones se hayan pronunciado a favor del respeto por la vida desde la concepción hasta la muerte natural en atención a una concepción antropológica que, en nuestro caso, es coherente con la Revelación y el Magisterio de la Iglesia Católica.
2- El Sr. Presidente no hace más que actuar como defensor de los valores
esenciales consagrados en nuestra Constitución que refieren a la protección de la vida humana y especialmente la de los más débiles e indefensos.
3- Como médico y como máxima autoridad pública, el presidente Tabaré
Vázquez ha asumido verdades incuestionables: la vida humana comienza desde el momento de la concepción y desde entonces debe ser protegida contra cualquier tipo de agresión, ya sea mecánica, quirúrgica o química.
4- Es también destacable que como médico no haya olvidado los
compromisos del juramento hipocrátic más allá de todo lo que se pueda hacer a favor de la defensa de los derechos de la mujer, lo primero es no hacer daño a sus hijos, defendiendo sus derechos de madre.
5- Respaldamos una actitud clara y valiente, que al margen de
especulaciones electoralistas, defiende la verdad y la justicia en la preservación de la vida de los uruguayos. El pleno desarrollo de los seres humanos, más allá de cualquier dificultad, es siempre incompatible con el homicidio.
6- La legítima preocupación por la eventual pobreza de las madres y de
sus hijos al nacer no justifica como solución la destrucción de vidas humanas sino que, por el contrario, nos impone el deber de buscar soluciones legislativas tendientes a promocionar a la mujer embarazada y a su familia contemplando, entre otros, los aspectos de vivienda, educación, laborales y de seguridad social.
7- Por último, destacamos que el deber de respetar los derechos humanos,
como el de la vida, no depende de mayorías parlamentarias ni plebiscitarias, sino del orden moral natural que hace a la verdad y a la justicia.
Comisión Arquidiocesana de Bioética de Montevideo