Quisiera servirme de su periódico para mostrar mi asombro e indignación por la campaña de desprestigio y ataques que está recibiendo el ministro del Interior por sus opiniones sobre el matrimonio.
Creía que la libertad de expresión estaba recogida en nuestro ordenamiento jurídico, y que el límite estaba en el respeto a las personas y a las instituciones.
En ningún momento este señor a ofendido a nadie, solo ha dado una opinión, que por cierto iba en el programa del partido al que pertenece y que quizás por eso obtuvo mayoría absoluta.
Y es curioso que las criticas más ásperas y violentas han venido de aquellos que realizan, acuden, escriben en programas de radio y televisión, donde se insulta sin medida, se difama sin rubor, se ridiculiza personas e instituciones con el mayor desprecio, acogiéndose a la "libertad de expresión".
Libertad de expresión que por lo visto solo se puede ejercer si piensas como ellos.
Ángela Díaz