- A pesar de las diferencias, el nuevo comisario de Fiscalidad, Pierre Moscovici, se atreve a ponerle fecha, el 1 de enero de 2016.
- La realidad va por otro lado: escaso avance entre los 11 países europeos partidarios de gravar las transacciones financieras.
- Siete países, capitaneados por Gran Bretaña, se oponen porque temen una fuga de capitales hacia plazas más especulativas.
- Guindos habla de acuerdo en las transacciones según el país de emisión y en la compraventa de acciones cotizadas en el mercado al contado.
La idea de aplicar un impuesto a las transacciones financieras en Europa es buena, porque reduciría las operaciones especulativas aumentando los ingresos públicos, pero tarda en concretarse. La propuesta de la Comisión Europea sobre la también llamada Tasa Tobin -que toma el nombre del economista que propuso precisamente gravar los flujos de capitales con una tasa para frenar la especulación- consistiría en gravar con 0,1% las transacciones de acciones y bonos y con un 0,01% las de derivados. Pero la realidad es que ni los países partidarios se ponen de acuerdo. Llegaron a un consenso de mínimos en mayo, pero las diferencias siguen donde estaban. Conclusión, se va aplazando sine die, aunque el nuevo comisario europeo de Fiscalidad, Pierre Moscovici (en la imagen), se atrevió a ponerle, el 1 de enero de 2016. No deja de ser una declaración de intenciones.
Este martes se volvieron a constatar las diferencias entre los once países europeos partidarios, entre ellos España. Además de nuestro país, los países partidarios de la tasa son Alemania, Francia, Italia, Portugal, Grecia, Eslovenia, Austria, Bélgica, Estonia y Eslovaquia. En el otro bando, entre los que se oponen, están Gran Bretaña, Suecia, Dinamarca, Hungría, Holanda, Luxemburgo y Malta. Los países que rechazan la tasa temen una fuga de capitales hacia plazas más especulativas. El caso de Londres es especial. El Reino Unido teme que cualquier cortapisa afecte a la actividad financiera en la City, aunque estaría encantado con otros países que aplicaran la tasa para que la City aumentara todavía más su actividad.
Bruselas calcula que la aplicación de la tasa en los 11 países permitiría recaudar, si se gravan todos los instrumentos, entre 30.000 y 35.000 millones anuales, de ellos unos 5.000 millones sólo en España. No son pocos ingresos para las arcas públicas con el fin loable de frenar la especulación.
El ministro de Finanzas francés, Michel Sapin, que actuó como portavoz de los 11 países partidarios de la Tasa Tobin, fue bastante explícito sobre las dificultades de un acuerdo, aunque insistió en que siguen trabajando para encontrar soluciones (que no llegarán, en ningún caso, antes de finales de año). Luis de Guindos, por su parte, reconoció que los ministros se atacan en a la hora de definir el gravamen en el mercado de derivados, el más especulativo de todos. Hay aproximaciones, sin embargo, explicó Guindos, en las transacciones según el país de emisión y en la compraventa de acciones cotizadas en el mercado al contado. En esto último hay acuerdo. No ha cambiado nada, por tanto, respecto al acuerdo de mínimos de mayo. Todo muy poco esperanzador.
Rafael Esparza
rafael@hispanidad.com