Porque "Tele-Espe" no es el teléfono de la esperanza, no, sino la televisión madrileña, regida ahora por la presidenta de la Comunidad Autónoma central (el distrito federal, como quien dice), doña Esperanza Aguirre, ex ministra del Partido Popular y ex presidenta del Senado.

Ocurrió en el programa "Todo Madrid", que presenta el ínclito Juan Ramón Lucas, en horario de máxima audiencia. El tema elegido era picantón, de una profundidad cultural y metafísica formidable: la educación sexual de los hijos. Nota: se refiere a la educación sexual que los padres deben dar a los hijos, no al revés.

Pues bien, marca de la casa, de Tele-Espe, los programadores plantearon un debate que refleja la superioridad del sentido común sobre la majadería: una invitada con sentido común frente a toda una pléyade de majaderos, convencido el productor, supongo, de que la susodicha, la del sentido común, podía con todos sus adversarios, y de postre con el público. Esto del apoyo del público asistente a la parte majadera no tiene mucha enjundia. Uno contempla a los descerebrados que acuden al plató de "Crónicas Marcianas" y siente la horrible tentación de extrapolar esos 'especímenes' al conjunto de la sociedad, en cuyo caso puede optar por suicidarse o trasladar su residencia al desierto del Gobi, mismamente. Pero no se llamen a engaño. Es lo mismo que abrir los micrófonos a las cuatro de la madrugada: inevitablemente llaman todos los chalados del país. A las cuatro de la mañana, la gente normal está durmiendo.

Pero, naturalmente, Lucas, como todo comunicador, y en especial, como todo showman, necesitaba dar una apariencia de normalidad. Por eso, en el bando majadero, entre los partidarios del despelote anal desde la más tierna infancia, de quienes compiten por ver quién se muestra más cuartelero y tabernario, el conductor del programa invitó a una madre partidaria de prestar cama y cobijo en el hogar familiar a su hijo adolescente (de 13 añitos), a, en pocas palabras, fornicar bajo techo, amén de facilitarle las gomitas y otros artilugios propios del caso. Al parecer, lo único que no facilitaba madre tan moderna era a la adolescente que iba a yacer con su niño. De eso, se encargaba él personalmente, pues frecuentaba ambientes apropiados para su educación sexual. Créanme, a pesar de lo anterior, aquella madre no hubiese llamado la atención en ningún foro. No se comportó, ni mucho menos, de forma tan estridente como otros participantes. Dijo barbaridades, pero sin forzar la voz. Si te la encuentras en el supermercado, seguramente, le cedes el paso.

Es decir, que el programa transcurrió según lo previsto. Al final, los invitados, nobleza obliga, se intercambiaron tarjetas. Y entonces llegó lo que podríamos calificar de asombro sin sorpresa: nuestra madre amantísima siempre pendiente de la actividad, más que educación, sexual de su retoño, se dedicaba a la peluquería erótica. Ignorante de mí, esclavo de las tinieblas del pasado, sabía de restaurantes eróticos, pero confieso que hasta el momento no había oído hablar de peluqueros eróticos. Sin embargo, la tarjeta no dejaba lugar a dudas: "Decoramos tu pubis" (palabra que no me invento nada). Y después: "Descubre la sensación de llevar un sexo exclusivo". Y todo esto es bello e instructivo, porque ahora entiendo qué es lo que entiende cierta gente por educación sexual.

Juan Ramón, prenda: ¿Dónde encuentras a este tipo de gente? Eres un genio, igual que Almodóvar, que siempre exhibe en sus historias gente con la que nunca me cruzo por la calle. Debe ser porque nunca he acudido a una peluquería erótica.

Y la segunda conclusión es obvia. Telemadrid ha empezado a representar el cambio prometido por Esperanza Aguirre, una mujer siempre preocupada por el bienestar social. A Telemadrid la conocen por "telegay", lo cual dice todo aquello que ustedes quieren que diga. Pero el cambio ya ha comenzado: Aguirre es muy capaz de pagar una sesión en la peluquería erótica de la invitada de Lucas, porque las mujeres pobres también tienen derecho a tener un sexo exclusivo.

Moraleja: las cosas no pasan porque sí. Y también: Van como van, y pasa lo que pasa. Lo que me extraña es que la señora no decore el sexo a las amigas de su niño. Eso, educa un montón.

Eulogio López