Con el aborto ocurre como con el Real Madrid: no se tomaban primeros planos del área "porque se vería todo". Esta pérfida broma era atribuida a los culés, pero es lo mismo que sucede ahora con la cultura de la muerte, especialmente con el aborto: no se acercan las cámaras porque se podría ver.

 

Acabamos de cumplir el décimo noveno aniversario de la introducción del aborto en España gracias a ese gran estadista que es Felipe González. Así que, Marta Robles, esa presentadora televisiva tan abierta, recientemente fichada por Telemadrid, espejo de las televisiones del Partido Popular, cuyo director general, Manuel Soriano, dice haber emprendido una cruzada contra la telebasura, se sintió en la necesidad de mantener una postura aproximadamente neutral, que en esta ocasión no consistió en ofrecerles diez minutos a los nazis y diez a los judíos, sino nueve a los primeros y uno a los segundos… y por teléfono.

 

El "uno" era una: se trataba de Victoria Andía, bióloga, profesora, miembro de la Junta Directiva Nacional del Partido Familia y Vida y madre de 7 hijos. Frente a una concurrencia dispuesta a masacrarla desde el estudio, Andía defendió que algún canal de TV emitiera el vídeo del doctor Bernard Nathanson, que no es otra cosa que la filmación con técnicas de sonar de un aborto. Han pasado lustros desde que se filmó y ni un solo canal de TV española se ha atrevido a emitirlo. Andía culminó, ante el escándalo de los bienpensantes progres, o simplemente frívolos, que rodeaban a la Robles, de la siguiente guisa: "Si los úteros fueran transparentes no habría aborto".

 

Esto es de muy mal gusto. La progresía no puede tolerar expresiones tan crudas y malsonantes. Quizás por ello, y tras abusar de la posición de dominio, Robles dedicó un reportaje en directo (¡Con lo que cuesta sacar una unidad móvil a la calle!) para preguntar dónde está el Punto "G".  

 

Y es que, como las jugadas dudosas del Real Madrid, la clave del aborto está en que no se vea. De otra forma, todo el tinglado, todo el negocio, de la cultura de la muerte se disolvería como un azucarillo.

 

¡Ánimo, Manuel Soriano!: sigue luchando contra la telebasura. Fichajes como el de Marta Robles pueden dar mucho de sí en aras a conseguir tan preciado objetivo.

 

Eulogio López