Tenía una ilusión, tenía un sueño, y la vida le puso en el sitio y el lugar donde poder
hacer realidad la ilusión y el sueño. Llevar a la democracia, al país donde nació, donde vivía, olvidando rencores y pasadas heridas. Sentar las bases para volver a ser una gran Nación dando a todos cabida en sus anhelos, confirmando la diversidad y riqueza de las distintas tierras.
Tenía ilusión por colmar antiguas reivindicaciones de unos, y las nuevas de los otros, y así consiguió dar lo mejor de si en una Carta Magna, una Constitución, que contenía un gran reto, como era demostrar que podíamos autogobernarnos, repartiendo y haciendo participes del poder a muchos. Tenía un sueño, que dentro de las diversas opiniones, de las distintas concepciones pudiéramos pasar de un régimen dictatorial a la democracia, en paz. Y de la Ley a la Ley, vio realizado el sueño.
Tenía una ilusión, tenía un sueño. Pero los mismo que encubro, a los que sacó del anonimato, a los que acogió del exilio, a los que convirtió en oposición dándolos a conocer; no le dieron la oportunidad de terminar de asentar y completar lo que eran su ilusión, su sueño. Y le acosaron, le maltrataron y le apartaron por ambición, por hacerse con la herencia como el hijo que la exige, creyendo que ya está preparado para administrarla.
Esa ilusión ese sueño, que fueron mal administrados, mal tratados, conculcados; hoy quieren reformarlos los mismos que no han sabido administrarlos. Y hoy ante su muerte, y los restos de un hombre Grande o un Gran hombre, que tuvo una ilusión un sueño, inclinan la cabeza en señal de respeto; para mañana volver por sus fueros.
Tenía una ilusión, tenía un sueño, basados en el amor que por su Nación sentía. Mas al ser de hombre las ilusiones y los sueños, estos, son siempre pasajeros; aunque quedarán en la memoria de otros hombres, para envidia de los que no fueron capaces de estar a su altura y de ser fieles guardianes, y administradores, de aquella ilusión y de aquel sueño; de aquel: "Puedo Prometer y Prometo"
J. R. Pablos