Con la aplicación de la ley, las pretensiones de los grandes editores se van diluyendo

Al final, es la práctica de la ley la que impone la norma. La reforma de la Ley de Propiedad Intelectual dejó claro un principio para España, principio que puede resultar revolucionario, a fuerza de obvio: los derechos de autor corresponden al autor, no a su contratado, esto es, al periodista, no al editor.

Por ello, la mayoría de los clippineros, asociados en AESIP, llegaron a un acuerdo con la Asociación de la Prensa para pagar un canon a los periodistas y no a las empresas editoras, como pendían los multimedia: PRISA, Vocento, Unedisa, etcétera.

Como afirma la patronal del clipping', AESIP, "El mencionado acuerdo surgió como consecuencia de la última reforma de la ley de Propiedad Intelectual que establece el derechos de los periodistas a percibir una remuneración equitativa por la reproducción de sus artículos".