Se acepta que los anhelos primarios de la televisión deben ser; informar, enseñar y recrear. La televisión basura, promovida en Norteamérica con el Real World de la cadena MTV, ha zanjado el menú de diversión. La desfachatez, la intromisión en la vida privada y la ironía déspota y patética son frecuentes. La Federación Internacional de Asociaciones de Telespectadores y Radioyentes asevera que, las series acusadas de telebasura, son un cáncer cuya metástasis, tiende a invadirlo todo.
Es necesario eliminar de las parrillas todos estos programas violentos, insolentes y eróticos. Existe una frontera entre lo violento y lo no violento, lo moral y lo inmoral. Ese límite no puede ser traspasado por respeto a los telespectadores.
La violencia, la cruda morbosidad y el sexo se han convertido en los pilares de muchos programas. Contenidos banales, groseros y ordinarios. Es la televisión basura que solo busca el crecimiento de la audiencia a través de la provocación directa de los instintos, las pasiones y los sentimientos del televidente.
No olvidemos que la telebasura es más peligrosa que el terrorismo o la droga por lo que es necesario poner todos los medios para arrancar esta epidemia de vulgaridad que nos inunda.
Se debe diseñar una televisión más abierta, más libre desde la pluralidad y la diversidad, ya que es una ventana abierta al mundo de las distintas perspectivas que animan sus correspondientes proyectos informativos.
Por último, la publicidad es la que financia las cadenas privadas de televisión y la que difunde las campañas que invaden hasta el último resquicio de la conciencia de los telespectadores.
No podemos consentir que se produzca la aseveración de Lope de Vega; Si el vulgo es necio, es justo hablarle en necio para darle gusto.
Clemente Ferrer
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