Ante las preguntas de los periodistas Decía el director de El País que no hay preguntas incómodas, sino preguntas. Y cuando se plantea el conflictivo tema del aborto, hay preguntas. Eso es lo que ocurrió en la rueda de prensa de este jueves en la que se presentaban las conclusiones del equipo de expertos del Ministerio de Igualdad. Al medico Martínez Salmeán se le preguntó por el momento en el que la vida comienza, la diferencia científica del desarrollo embrionario entre la semana 14 (fijada como la semana para el aborto libre) y la semana 15 y sobre el deber del médico a cumplir con su juramento hipocrático. Además, se le preguntó la técnica utilizada por el aborto por nacimiento parcial.
Martínez Salméan se puso nervioso. Y cuando Salmeán se pone nervioso ataca a la Iglesia. Con razón o sin ella, como los legionarios. Negó que el médico que practicara abortos incumpliera el juramento hipocrático y fijó el comienzo de la vida en el momento de la implantación. ¿Entonces, qué pasa desde ese momento hasta la semana 14? ¿Cómo es posible que una vida humana quede desprotegida al albur de la decisión arbitraria de un tercero?
El ambiente se fue tensando y Aído decidió dar por concluida una rueda de prensa que había empezado con 15 minutos de retraso. Quizás porque no ha entendido que no hay preguntas incómodas, sino preguntas. Y que su obligación en una sociedad mediática es contestarlas, le gusten o no. Lo que pasa es que el aborto es absolutamente invendible. Y la única manera de pasar el filtro es negarse al debate. Es lo que ocurrió en la subcomisión y también en Igualdad. Tener que recurrir a los empresarios del aborto como expertos para la reforma legal es más que una burla, es un escándalo. Un escándalo tan de brocha gorda que lo mejor es dar por terminada una rueda de prensa cuando todavía quedaban varias manos levantadas. Totalitario.
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