Mi amigo tenía un paquete decente de acciones de Endesa. De repente recibe una llamada del director de su sucursal BBVA. Le advierte que cuando la OPA termine –o el lío termine-, la cotización se va a hundir, por lo que debe vender cuanto antes.
Mi amigo se mosquea, porque no entiende la razón de tanta prisa. Llama a la CNMV, y allí le proporcionan –no podrían adivinarlo- una respuesta estándar: le comentan que no les consta que la italiana ENEL posea el 24,9% de Endesa. Si no les consta, lo lógico es que ENEL haya comprado derivados.
Ahora bien, hasta el futuro llega, y además, el futuro ya no es lo que era. Y podría ocurrir que el comprador quiera ejercer su opción, y podría ser que el vendedor no pudiera satisfacerle… porque le falten títulos.
Todo el mundo anda buscando títulos de Endesa… justo cuanto los bancos de inversión –miren por dónde- aconsejan vender porque tras la OPA la cotización se hundirá o porque vamos al troceo de Endesa.
Por cierto, por poco intervencionista que sea un Gobierno, debería pensar en que puede ser malo –nosotros creemos que lo es- que Endesa caiga en manos alemanas o italianas pero lo peor, con en el juicio de Salomón, es que Endesa se reparte como botín de guerra entre todos los vencedores o vencidos –que lo mismo son cuando no se ha llegado a la batalla).
Lo peor es el troceo de Endesa…y el desprestigio en el que ha caído, no ya el Gobierno español y las empresas implicadas, sino los organismos reguladores y las mismas reglas de juego imperante en nuestro país.