El presidente de Honduras busca apoyos en el exterior, pero sus compatriotas no quieren que regrese para convertirse en dictador
Manuel Zelaya se entrevistaba con Hillary Clinton este lunes, mientras Barack Obama, al que Chávez acusa de complicidad con el nuevo presidente de Honduras, se encarga de las cosas importantes: hablar con Putin. La visita a Estados Unidos forma parte del bolo veraniego con el que Mel intenta recabar simpatías. Pero el problema no lo tiene fuera, sino dentro de Honduras. En el exterior Chavez, Ortega, Morales y Kirchner tienen claro que Zelaya debe volver a la presidencia; también los líderes europeos. No es que la violación de las leyes camino de una dictadura encubierta les frene, sino que les refuerza.
Pero en Honduras fueron las instituciones las que frenaron el intento de Mel para convertirse en un Chavez. Esta vez, los petrodólares venezolanos no fueron suficientes para aplacar a jueces, fiscales, Parlamento y ejército. Para muchos de sus paisanos la actitud pre-dictatorial de Zelaya era evidente, tal y como lo cuenta Luciano Sague en el diario hondureño El Heraldo. En efecto, si retorna a la presidencia, Zelaya se sentirá respaldado para seguir convirtiendo el régimen en dictadura.