Es alucinante la caradura de ciertos políticos incapaces de hacer algo bueno por el pueblo que gobiernan, e intentan desviar la atención a terrenos que le son más propicios y para los que han moldeado la apreciación de sus gobernados.
En España hemos tenido dictadores y sabemos de eso, pero creo que Franco no le llegó ni a la suela de los zapatos al señor Mas; y hablando de zapatos, el más inútil de los presidentes que hemos sufrido, el iluminado Zapatero, es un aprendiz del adoctrinamiento, al lado del que nos ocupa.
¿No le dará vergüenza hablar de democracia al que no ha hecho otra cosa que mentir a los ciudadanos y a los niños de su región en la enseñanza, para incitarles a considerar como enemigos al resto de sus compatriotas? Se necesita ser muy cínico para hacer creer a su pueblo, al pueblo catalán, que los demás españoles les acosan, les niegan el derecho a vivir, les oprimen y se aprovechan de sus impuestos, cuando es justo lo contrario. A las nuevas generaciones les enseñan falsedades en materias de Geografía, Historia, Sociales, etc. y les niegan el derecho a saber español. Y cuando algún medio de comunicación no se suma a su objetivo de modelar a los ciudadanos, nada más sencillo que cerrarlo.
Se atreve a hablar de democracia el que desprecia las leyes que le amparan y le dieron el poder en su región; el que amenaza a las instituciones del Estado, si no se someten a sus caprichos; el que castiga a cuantos, pensando de forma democrática, quieren hacer uso de una de sus lenguas oficiales; el que impone el silencio cuando se trata de alguna materia que no le es propicia; el que ha llevado a su región a una ruina económica sin precedentes.
Este señor, es de una irresponsabilidad tan extrema, que no le importa hundir a su pueblo, con tal de significarse como el adalid de la independencia de su territorio. Siempre hubo caraduras, pero… no tanto.
Pablo Delgado Escolar