La decisión ya estaba tomada desde la ruptura de la tregua por parte de ETA, el 6 de junio de 2007, cuando Zapatero perdió toda esperanza de pasar a la historia como el pacificador de Euskadi, pero se ha esperado hasta la campaña electoral. Se trata de lavar la imagen pactista del PSOE frente al terrorismo etarra. Casualmente, ha sido el juez Baltasar Garzón el encargado de ejecutar el proyecto... desde la más estricta independencia judicial, naturalmente. Y los proetarras caen en la trampa: terrorismo callejero en Euskadi y Navarra e intento de boicotear un mitin del propio ZP. Mientras, los del espectáculo apoyan a su ZP y Almodóvar vuelve al sabotaje democrático, cuatro años después.

Año y medio atrás, cuando parecía que el Gobierno iba a provocar el indulto del etarra Ignacio de Juana de Chaos se produjo el vuelco. Por primera vez en la legislatura, mejor, por primera vez desde la masacre del 11-M, el PP aventajaba en intención de voto al PSOE. Aún así, ZP persistió en una de sus ideas clave: pasar a la historia como el pacificador de Euskadi, el hombre que acabó con el terrorismo, lo que le valdría, y probablemente estaba en lo cierto, una larga estancia en La Moncloa.

Al final, no hubo indulto a De Juana pero ZP permaneció en su idea, que no abandonó hasta que ETA rompió la tregua, el día 6 de junio de 2007 (aunque de hecho ya la había roto el día 30 de diciembre de 2006, al asesinar a dos ecuatorianos en Barajas). Entonces sí, entonces decidió dar un giro de 180 grados: era necesario romper con su imagen pactista ante loa etarras y nació el otro ZP: el inflexible ante ETA.

Fue entonces cuando Moncloa decide escenificar el cambio con la ilegalización de ANV y el PCTV, las dos marcas de la ilegalizada Batasuna, es decir, de ETA. Y ya estaba previsto esperar hasta el último momento, por dos razones: para no dar tiempo al equipo jurídico -que sí, que lo tiene-, de Batasuna a reaccionar y para que la escenificación de su cambio tuviera lugar en vísperas electorales.

Casualmente, el caso de la ilegalización de ANV y PCTV ha recaído en Balsar Garzón que, aunque no lo parezca, no es el único juez de la Audiencia Nacional. Y casualmente Garzón ha sido mucho más contundente en la ilegalización que el propio, y más garantista, Tribunal Supremo. Ha sido todo un sainete perfectamente escenificado para lavar la imagen proetarra de Zapatero, imagen que amenazaba su continuidad en Moncloa. Y Garzón ha cumplido el papel que se esperaba de él. Y todos los medios de comunicación, también los partidarios del Partido Popular, han caído en la trampa: la emoción de ilegalizar a la rama política de los terroristas es demasiado agradable como para denunciar el montaje.    

Y hasta el propio mundo batasuno ha caído en la trampa de presidente y magistrado: así, las bandas de proetarras se han alzado frente al terrorismo callejero e incluso han intentado reventar un mitin de Rodríguez Zapatero en Euskadi: ¿Qué más podía pedir el agraviado? Ha sido la demostración inequívoca de su firmeza ante ETA.  

Es la política del "Todo vale" con tal de permanecer en el poder. Una política que ha alcanzado con ZP su máximo esplendor. En todo el periodo democrático, nunca un presidente del Gobierno -ni ucedero, ni socialista ni popular- abusó del poder, especialmente del poder mediático, como lo ha hecho el actual inquilino de la Moncloa, cuya obsesión por aferrarse al cargo no conoce límites.

En el entretanto, lo que los medios afines al PSOE llaman el Manifiesto de la Cultura, aunque es más bien el manifiesto del mundo del espectáculo, ha entrado en acción. El punto culminante ha sido el del cineasta Pedro Almodóvar que ha vuelto a practicar, cuatro años después, el sabotaje democrático. Como se recordará, en vísperas de los comicios de 2004, Almodóvar afirmó que el Gobierno Aznar pretendía anular las elecciones y había acudido a la Zarzuela para formar una Gobierno de excepción. Una vez conseguido el vuelco electoral, y cuando se comprobó que todo había sido un bulo lanzado por el PSOE, Almodóvar hizo algo parecido a una petición de disculpas, pero ya el vuelco electoral se había producido. En esta ocasión, Almodóvar n ose ha inventado una presión golpista del PP ante el Rey –quizás porque ya no está en el Gobierno, pero ha vuelto a insistir en que si el PP sube al poder sería un desastre para la democracia, en resumen, la vieja idea-fuerza de los socialistas de que el PP es una partido de ultraderecha.  

En cualquier caso, la política del "todo vale" se ha instalado en España.  Y parece eficaz.