Ana Botín ha cesado a su consejero delegado, Javier Marín (en la imagen) y le ha sustituido por José Antonio Álvarez. Mientras permaneció en el cargo, Marín sólo ha recibido críticas menores, educadísimas, por su gestión que ha tenido, como la de cualquiera, luces y sombras, aciertos y errores. Pero horas después de ser cesado resulta que era un desastre, hacedor de pifias e incluso protagonista de 'escándalos'.
Curioso. No dijeron eso cuando le nombraron ni cuando se encontraba en la cúpula del primer banco español. Es decir, que seguimos haciendo leña del árbol caído, una de los más feos vicios del español. A moro muerto gran lanzada, dice el refrán, en un país en el que algunos sólo le pisan el rabo al león después de muerto.
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