Los argumentos de los socialistas catalanes para justificar ante sus correligionarios del resto de España el famoso pacto tripartito empiezan a ser tremendamente jocosos. Así, desde el Gobierno Maragall se llega a afirmar que el PP teme no poder formar gobierno con 174 diputados, que es lo que le proporciona una de las encuestas publicadas este fin de semana. El Congreso está formado por una bancada de 350 unidades y la mayoría absoluta, por tanto, está cifrada en 176. Resulta muy difícil de aceptar que un partido que obtenga la mayoría simple de 174 se quede sin formar gobierno. Es cierto que en Cantabria gobierna un presidente regionalista, que encabezaba la tercera lista más votada, y también es cierto que en la misma Cataluña la lista del presidente obtuvo menos escaños que la de los convergentes... pero también obtuvo más votos.

Al final, el panorama político que se está dibujando ante las elecciones generales del 14 de marzo es el siguiente. Por una parte, una izquierda que trata de formar un frente anti-PP, con la alianza de socialistas, comunistas, ecologistas, nacionalistas (catalanes y vascos), regionalistas canarios y lo que haga falta: todos contra el Partido Popular.

Al mismo tiempo, nos encontramos con un Partido Popular temeroso de no obtener una mayoría absoluta, que le permita seguir manteniendo su actual poder incólume. Y no parece un escenario muy gratificante.