El secretario general de UGT, Cándido Méndez, planteó este martes la posibilidad de que el Estado se quede en las cajas para que el ICO pudiera contar con un canal de distribución de sus productos que no cuente con las actuales dificultades. El propio presidente del ICO, Aurelio Martínez, descartó esa posibilidad. Considera que no debe resucitarse la vieja banca pública y señala además, que los bancos han sido más sensibles que las cajas en la comercialización de sus productos. Por último, argumentó que en las experiencias de nacionalización de Gran Bretaña, no ha habido cambio en las políticas comerciales seguidas.
Incluso el presidente de la CECA, Juan Ramón Quintás, descarta el proyecto: no es que la banca pública tenga un track record muy brillante. Asunto zanjado.
Pero hay más. El presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, no dio nombres, pero satanizó a los representantes de las centrales sindicales que habían advertido este martes contra la privatización de las cajas: Debemos de abandonar los fantasmas y dejar de pintar bisontes en las cuevas; si defendemos las esencias vamos a acabar todos vírgenes y mártires. Probablemente la comparación no era la más adecuada. Pero fue lo que se le ocurrió al buen señor.