Sr. Director:
Llevamos varias semanas que en todos los medios no dejan de hablar del final de las vacaciones, cómo afrontar de nuevo el curso.

Sin darnos cuenta estamos convirtiendo el trabajo como algo insoportable, ¡vamos, como un castigo!

Cuando hoy, en la actualidad, con la crisis, el índice de paro que tenemos, todo el que tenga trabajo y haya tenido la oportunidad de haber disfrutado de unas semanas de vacaciones debería estar dando gracias a Dios.

Estos días de descanso han podido suponer un cambio de ocupación, para volver con más ilusión y esperanzas e incorporarnos de nuevo al trabajo.

Con nuestro trabajo podemos y debemos hacer mucho bien, siempre que el trabajo no lo convirtamos en un medio exclusivo de ganar dinero, que se presenta como un fin único, o como manifestación de vanidad, de egoísmo…, olvidando el trabajo en sí mismo.

Todo trabajo, es testimonio de la dignidad del hombre, de su dominio sobre la creación. Es una fuente de recursos para sostener a la propia familia y medio para contribuir a la mejora de la sociedad, en la que vivimos.

Que gratificante resulta cuando ponemos el corazón en lo que tenemos entre manos, y no hacerlo porque no hay más remedio.

"El hombre nace para trabajar, como las aves para volar" (Job V, 7).

Elena Baeza

bzvile@gmail.com