Sr. Director:
En los años sesenta, mientras estudiaba en la universidad, luché desde la clandestinidad en contra del franquismo y por el restablecimiento de las libertades democráticas. Pero ahora soy partidario de que se deje descansar en paz al dictador y que no se remueva más el pasado. Con el advenimiento de la democracia, pareció un gran logro de la transición la superación de las dos Españas; de la división entre los dos bandos que lucharon en nuestra guerra civil. Por lo visto no fue así ya que hay quienes, por afán revanchista y con el eufemismo de recuperar la memoria histórica, continúan hurgando en una herida que ya debería estar cicatrizada.
No creo que remover las vísceras de unos y otros volviendo una y otra vez a un periodo de la historia de la que nadie puede sentirse orgulloso, ayude a superar la crispación creciente de la vida política y que por desgracia corre el peligro de trasmitirse a la vida civil.
Antonio García Ramoneda
angara61@hotmail.com