Hay películas ante las que es imposible, si se tiene una pizca de sensibilidad, no implicarse, no emocionarse. Esto sucede con Trece entre mil.

A través de este largometraje-documental, de Iñaki Arteta, el espectador contempla trece historias de desolación y de impotencia, trece relatos narrados por familiares de los mil muertos asesinados por la banda terrorista ETA. Madres, padres, hijos, hermanos,  para los  que la existencia se rompió un fatídico día, una jornada en la que la barbarie homicida de ETA, en nombre de unos ideales más que  discutibles, segó la vida de sus seres queridos

 

Los testimonios de esos familiares son tan emotivos que traspasan la pantalla:  hay demasiado dolor en sus recuerdos para que el espectador no se sienta sobrecogido.

Iñaki Arteta ha realizado un magnífico trabajo mezclando imágenes documentales de los cruentos atentados con testimonios de los familiares de los que murieron víctimas de la sinrazón de la violencia.

 

Eso sí, este cineasta nacido en Bilbao no lo han tenido fácil para financiar su trabajo  (todo lo contrario a las ayudas que recibió un proyecto  tan laxo como La pelota vasca), Arteta ha tardado tres años para conseguir reunir los 40.000 euros de presupuesto de la película, muchos de ellos aportados por ONG vinculadas a las víctimas. Eso sí, ahora que llega a  los cines esta emocionante película, la pelota cae del lado del espectador: es decir,  es el momento de apoyarla acudiendo a verla.

 

Para: Todos aquellos espectadores que crean que el terrorismo es una lacra sea del signo que sea