A mi pobre San Eulogio me lo han dejado de santo comodín. Históricamente, su fiesta era el 11 de marzo, día de su decapitación, pero ahora me lo han trasladado al 9 de enero sin la menor consideración. Obispo y mártir, la mayor parte de su vida se desarrolla en la Córdoba de Abd al-Rahman II (822-852), cuando la ciudad andaluza era el Washington de la época. En lenguaje poco medieval, podríamos resumir a Eulogio como un señor con dos narices bien colocadas, capaz de denunciar en voz alta, con la sola fuerza de su palabra, la esclavitud a la que el muy ilustrado califato cordobés, cuyo liberal espíritu cantan todos los historiadores progres, tenían sometidos a los cristianos.

Cuando hoy en 2007, que no en el 850- he asistido a misa, el sacerdote ha glosado la figura de este santo tan sabio como corajudo al que, con permiso de San Francisco de Sales, debían haber nombrado patrón de los periodistas, entre otras cosas para que se chinche Ben Laden. Digo que el mosén ha glosado al de la buena ciencia y palabra (eu-logos) remitiendo a otro obispo aún más antiguo, San Agustín. Al africano le tocó vivir la Roma tardía, con las persecuciones más cruentas ya vencidas, pero gustaba recordar a la parroquia que la persecución continuaba. De otra forma. El de Hipona recordaba que nos toleran mientras no hablemos de Cristo. Una lástima, que no tengamos hoy un San Agustín, o un San Eulogio. Pero tenemos al precitado mosén, quien explicaba a Agustín y añoraba a Eulogio : lo que quieren los perseguidores de hoy es que mantengamos el nombre de cristianos pero nos comportemos como los que no lo son. Y así, Agustín dixit, seremos tolerados (para más información sobre San Eulogio, ver Obras Completas).

Veamos: tres encomiendas a San Eulogio (nada que ver con el abajo firmante, sólo el nombre) con cargo al periodismo independiente, que no es otro que el de Internet. El resto, el periodismo tradicional, las ediciones digitales de los diarios o la prensa, radio y TV no es más que parte del Sistema, del oligopolio, es decir, un conjunto de poderosos que, precisamente por ser unos pocos, da impresión de pluralismo, cuando lo cierto es que todos dicen lo mismo y todos los protegen a los de su clase, es decir, al poder. La primera encomienda la tienen ustedes en la noticia que proporcionamos hoy sobre la SGAE y la Asociación de Internautas (muy laica, que conste): como la información circula libre y a toda velocidad por la Red no hay manera de detenerla, y la definición del poderoso es justamente esa: aquel a quien le pone nervioso aquello que no pude controlar, ni con dinero ni con amenazas, aquello que está fuera del Sistema. Al poder le molesta, principalmente, lo pequeño, lo austero la libertad.

Segunda encomienda. Francisco Hernando, el Pocero de Seseña. ¿Saben quien fue el primero que habló de este inmobiliario multimillonario? PR-Noticias (www.prnoticias.com), una página independiente cuya redacción ocupa el tamaño de un apartamento en una modesta calle madrileña. Luego, todos los medios tradicionales se apuntaron -no podían no hacerlo- pero contra ellos no se ensañó el Pocero : se ensañó con PR, a quien ya ha interpuesto media docena de demandas derecho al honor, naturalmente- y a quien exige más de 4 millones de euros. Con Polanco el Pocero no hará tal cosa. Con Polanco contratará a onerosos intermediarios que se acercarán al prócer para pactar un acuerdo amistoso que a la larga, por métodos muy legales, se dejará ver en la cuenta de resultados del Grupo PRISA, y en las páginas de información de El País y la SER. Pero a PR-Noticias no, a ese hay que abrasarlo, por su impertinencia. Y los grandes medios, naturalmente, aplauden.

La tercera encomienda nos afecta a nosotros. La clínica abortista Ginemedex, del doctor Morín aquel a quien un equipo de TV danés grabó con cámara oculta ofreciéndose a realizar abortos en cualquier mes de gestación y otra lindezas semejantes-, dice que hemos atentado contra su honor por informar de su nauseabundo negocio en Madrid. Nos amenaza con llevarnos a los tribunales a través de un despacho de abogados formado por María José Carretero y Sara Vicente, quienes, sólo por pura casualidad, son miembros de la Comisión de para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres. Carretero, además, es miembro de la Junta Directiva de la Coordinadora española para el Lobby europeo de Mujeres. Aborto, malos tratos y feminismo rabioso : los tres lados de un mismo triángulo.

No lo olviden: ¿Cómo destruir a la prensa independiente, es decir, a la única prensa libre que queda, la de Internet?: con dinero no se puede, porque su gran baza es el poco dinero que necesita para sobrevivir, con tecnología tampoco, pues aprovecha, precisamente, el salto tecnológico que ha supuesto la red, con adulaciones tampoco : el periodista que se dedica la red sabe que renuncia a la fama, con presión política menos (esta prensa vive a espaldas del Sistema y no necesita licencias para emitir ni está sometida al régimen de concesiones administrativas, como la radio y la televisión). Tampoco privándola de información, porque en la sociedad de la información no se trata de obtener exclusivas, dado que en los medios están hasta los secretos militares, sino de buscar, seleccionar y ordenar el caudal ingente de información que circula. Por tanto, contra la prensa independiente de Internet se utiliza el viejo lema futbolístico : que pase el balón, pero no el hombre. En definitiva, no se dispara contra la información sino contra el informador, y la munición utilizada son las demandas y querellas en el juzgado. Eso sí, se la destruye en nombre del rigor y la objetividad informativas, y a través de la justicia independiente.

Pero no se preocupen: no lo van a conseguir. A Internet no hay quien le pare. Y la libertad, tampoco. Le sucede lo mismo que a Napoleón con la Iglesia: cuando Napoleón advirtió a un cardenal que se proponía destruir a la Iglesia, éste respondió: Imposible: ni tan siquiera lo hemos logrado nosotros, y eso que llevamos siglos en ello.

En cualquier caso, San Eulogio tiene trabajo. Por hablar de Cristo le cortaron la cabeza los muy progresistas califas cordobeses. Ahora no te decapitan; sólo te condenan por atentar contra el honor de los poderosos, un honor que siempre se cotiza al alza.

Eulogio López