Sr. Director:
Cojamos la Constitución Europea que hace 15 días nos regalaron a todos los que compramos el periódico. Leamos desde el principio. ¡Vaya!, ya empezamos mal, ahora resulta que junto a estos 448 artículos, hay una serie de anejos, protocolos que no se reparten. Eso sí, al parecer, si los pides te los dan. Lo curioso es que nadie habla de ellos. Ante la "importantísima" Constitución, resulta que el que quiera saberlo todo, o lo pide o se queda con las ganas. Curioso.
Más increíble es la mentira del otro día de Trinidad Jiménez -de la que se supone sabe mucho de esto-. No sé qué edad tiene ella, pero en 1978 tendría más interés por las muñecas que por la política. Dijo el otro día ante las cámaras, que no hace falta leerse esta Constitución, al igual que los españoles no se leyeron la del 78, para votar que sí. La Trini no se acuerda -o no quiere acordarse, o no pregunta en su ignorancia- que día a día, durante 1978, fueron saliendo en todos los periódicos de entonces, en portada, cada uno de los artículos que se iban consensuando entre los ponentes de la misma, creando estado de opinión y conocimiento del texto por gran parte de los españoles.
Ahora, no ha habido proceso alguno, se nos ha "ninguneado" de dicho proceso (¿lo ha habido?) y se dejó la redacción en manos de una persona (que a propósito, este Sr. debe pertenecer a alguna "organización filosófica no confesional" de las que cita y reconoce el artículo 52 de la Constitución Europea, pues no existe precedente jurídico alguno en todo el mundo). Todavía no he empezado a leerla y ya tengo razones para el "no"... ¡Vaya!
Rafael Llorente