Funcionario zapaterílmente recortado, que ya en enero se vio obligado a vender todos aquellos aparatos que funcionaban con electricidad y que actualmente vive en una cueva sin fluido eléctrico, vende su coche ante la imposibilidad de costear el combustible.
El coche en cuestión tiene 30 años y a pesar de su edad está en perfecto estado y, según las últimas directrices de nuestro ejecutivo, muy actualizado.
Carece de lujos que aumentan el consumo, como aire acondicionado y lo que es más importante garantizo que no alcanza los 100Km/h. Al mismo tiempo estoy dispuesto a comprar un carro de tracción animal antes de que la demanda dispare los precios al alza.
Manuel Villena Lázaro