Es de sobra conocido el enfrentamiento entre la ministra de Vivienda, Elena Trujillo y el ministro de Economía, Pedro Solbes. El proyecto inicial de Vivienda de eliminar las deducciones fiscales por adquisición de vivienda fue observado con muy malos ojos por Solbes. Economía entiende que la eliminación de estas ayudas supondría un frenazo en el sector constructor que podría generar un efecto en cadena sobre la actividad económica. Por otra parte, eliminar las deducciones de manera retroactiva provocaría una preocupante merma de la seguridad jurídica.
Pero en Vivienda entienden que hay que promocionar el alquiler de determinados colectivos y que para garantizar la suficiencia financiera, eso debe de salir de algún sitio. Y los propietarios son observados como un objetivo preferentemente. Al fin y al cabo, para la izquierda, la propiedad siempre ha resultado sospechosa. Y eso aunque el español medio se plantee como objetivo vital la adquisición de una vivienda como instrumento de ahorro con la voluntad de "dejar algo" a sus hijos.
Y también a pesar de que el español que adquiere una vivienda tributa por triplicado. Primero cuando obtiene la renta, segundo cuando ahorra en forma de vivienda (IBI, IVA o transmisiones) y tercero cuando la transmite (sucesiones). Todo un apoyo a la familia equivalente a la hipoteca a 100 años defendida desde el IESE y existente en algunos estados de los Estados Unidos. Se trata de ahorrar en ladrillo pensando en el patrimonio familiar de tres generaciones. O sea, como las masías catalanas, pero en sofisticado. Seguro que Maragall podría ilustrar a Trujillo sobre este asunto.
Pues bien, Trujillo sigue empeñada en observar la propiedad como sospechosa y ha decidido tirar de su segundo para enfrentarse a Solbes. El subsecretario de Vivienda, Javier Mauleón ha salido a los medios para afirmar que el Gobierno "tendrá muy en cuenta las recomendaciones de
Mauleón añade que las bonificaciones fiscales para la vivienda en alquiler son "una reflexión en voz alta". O sea, un globo sonda, a ver qué tal cala el asunto en la opinión pública... y en Economía. Solbes se ha mostrado claramente contrario y tendrá que apagar también este fuego. Fuego que por cierto, Trujillo no se atrevió a encender en la rueda de prensa del pasado Consejo de Ministros. La ministra de Vivienda fió la reforma de las deducciones fiscales al marco conjunto de las reformas previstas en materia de tributación porque -explicó- "este Gobierno trabaja con serenidad". Pues bien, parece que a este Gobierno -en especial al departamento de Vivienda- le han comido las prisas. La pelota ahora está en el tejado de Solbes.