Un amigo me envía el siguiente artículo del profesor de la Universidad de Navarra, Jaime Nubiola, acerca de la situación en Venezuela, donde el dictador Chávez ha cerrado Radio Caracas Televisión (RCTV), algo muy lógico, si consideramos que habían perpetrado diferencias de opinión con el mismísimo Hugo. Y claro, eso no puede ser.
Sí, la cultura es arma más poderosa que el dinero o la milicia. Otra cosa es que se haga necesario explicar que entendemos por el concepto "cultura". De hecho, las alusiones de don Jaime a este punto constituyen el seguimiento de una idea cuyo ‘copyright' corresponde a Juan Pablo II. Wojtyla se enfrentó a nazis y comunistas sin empuñar jamás un arma. Con los nazis, siendo laico o simple sacerdote. Algunos de sus compañeros no podían comprender que el joven Karol se jugara el pellejo, no para colocar un explosivo al paso de un convoy alemán, sino en citas clandestinas donde se escenificaban ¡obras de teatro polacas! No lo comprendían, de la misma forma que no comprendían que se arriesgara a ser trasladado a un campo de concentración (Dachau era el favorito de los nazis para los religiosos), o al cercano Auschwitz por ejercer de seminarista clandestino y estudiando metafísica, que no suele ser la disciplina preferida en tiempos de guerra y exterminio. Nadie le tomaba por cobarde, porque sus amigos de la resistencia, podían no comprender su objetivos y sus razones, pero sabían que se enfrentaba al todopoderoso Tercer Reich aún más que ellos, todos los días, y sin introducirse en un grupo de ayuda mutua, en perfecta soledad… y sin un arma de la que echar mano, con la sola fuerza de la palabra y la oración.
Las mismas armas con las que, ya obispo, se enfrentó a la dictadura comunista que sustituyó a la nazi. El principal artífice de la caída del Muro no se sirvió de arma alguna de presión que no fuera la palabra. Pero en el Kremlin le temían más que Occidente temía al Kremlin, y por eso ordenó asesinarle. Al final, su palabra venció a los SS-20 del PCUS.
Así que hablar –no callar ni debajo del agua-, escribir –por ejemplo en Internet, enorme pero libre- y, en los ratos libres, leer, es, en efecto, el arma para luchar contra el nazismo, el comunismo… y contra el dictador Hugo Chávez. Y al final, antes o después, y si negar que el coste pueda resultar elevado, la libertad se impone, porque la cultura es el arma más poderosa con la que cuenta el hombre. El creyente, además de la palabra, cuenta con la gracia, pero esa ya es otra historia ¿O es la misma?
Se me olvidaba el porqué: ¿Que por qué la cultura es el arma más letal? Pues muy sencillo: porque el hombre no sólo vive de pan.
Eulogio López