Y es que hoy el hereje no se marcha de la Iglesia, se queda para fastidiar. Y aquellos que quieren terminar con el Cristianismo no queman iglesias, sino que han leído a Gramsci y prefieren tomar el poder en la Iglesia y actualizarla, es decir, someterla.
El campo de batalla ha cambiado pero los contendientes son los mismos: el mundo (no El Mundo) contra la Iglesia de Cristo. A fin de cuentas, toda la historia, la verdadera historia, de la modernidad -eso que ahora llamamos progresismo-, del siglo XX está resumida en este corrido cristero de Vicente Fernández. Respetos humanos no tiene muchos, el chaval. Disfrútenla antes del martes, que le fusilan.
Eulogio López