Ya lo decía Fernando Fernán-Gómez: los españoles son los únicos a los que no les gusta su cine. Muy cierto, al español le asquea el cine español, porque es un secreto a voces que sus historias, con las excepciones que se quieran, son cutres, ramplonas, majaderas, rijosas, obscenas y amargadas. Todo lo que se le ocurre al creativo español, con todas las excepciones que se quieran, es abusar del sexo y de los sarcasmos sobre el sexo, que es lo a lo que se agarran a todos aquellos a los que, por lo general, no se les ocurre nada.
El cine español aún no ha superado el landismo, simplemente lo ha hecho más crudo, mas chabacano, más triste, es decir, mas progresista. Por cierto, los biotipos que vende el cine español tienen poco que ver con Juan Español. Y entonces el espectador medio se aburre, entre otra cosa porque ya se le ha terminado los complejos y no está dispuesto a caer en lo que alguien dijo : Lo que a mí me fastidian son esos señores que ven una película en la que no entinen nada, que les aburre soberanamente y que, justo por estas dos razones, salen diciendo que es una obra maestra. No, el español está abandonando el masoquismo. Otra razón de esa prevención, cuando no aversión al cine patrio : la melancolía de todos sus planteamientos. A lo mejor es que el propio país se está volviendo insoportablemente nostálgico : ¡qué pelmada! Una tercera: las buenas historias hieren la sensibilidad, no la degüellan.
No vemos nuestro cine, pero lo pagamos con entusiasmo. No sólo a través de las subvenciones públicas sino, sobre todo, a través de la promoción del sistema mediático. Desengañémonos: cuando se habla de cine, teatro, arte ninguna propaganda mejor que la que no se paga, la informativa. Por ejemplo, el pestilente bodrio de El otro lado de la cama, tiene ahora su bis, porque el revuelto de sábanas con aroma a fluidos, ha recibido la mayor campaña de promoción por parte de todo el sistema mediático : diarios gratuitos y televisiones, informativos inclinados, no sólo programas de telebasura-, etc. han servido para convertirla en la película de este fin del año. Y el universo mediático impone cadenas casi imposibles de romper, a pesar de que bastaría con que la segunda parte del bodrio sea la mitad de venenosa que la primera para que resulte simplemente cancerígena. ¿Cómo será la cosa que las actrices Paz Vega y Natalia Verbeke se negaron a participar en el rodaje por considerar que su contenido era machista? Es sabido que cuando una actriz de moda dice que cuando un argumento es machista o sexista lo que quiere decir es que es una guarrada de mucho cuidado.
Otra vez el consumo inteligente se convierte en el más necesario. No consumir cine español es casi un deber patriótico. Comencemos por no pagar la entrada de Los dos lados de la cama.